Cualquier equipo que siga manteniendo este sistema operativo está en riesgo, cada vez más alto, de ser atacado
Después de algo más de 10 años de vida, está anunciada para mañana, 14 de enero de 2020, el fin de la vida útil de Windows 7. Esto no significa que todos los ordenadores que tengan instalada esta versión de sistema operativo se vaya a «morir», pero sí que entran en riesgo.
¿Por qué este riesgo? Mejor tener un ejemplo de ello… Imaginaos que desde mañana no os podéis vacunar ni tomar ningún tipo de medicación para nada que afecte directamente a vuestra salud. ¿Os sentiríais «cómodos»? Pues algo así es lo que ocurre con el fin de la vida útil de un sistema operativo. Lo que significa es que desde mañana no habrá parches de seguridad, soporte ni actualizaciones de ningún tipo por parte de Microsoft para estos sistemas. Esto significa que cualquier vulnerabilidad que hayan detectado los ciberdelincuentes y que no esté corregida ya, será una vía de entrada para un ataque, más en concreto, para un ransomware.
Un estudio realizado por Veritas Technologies indica que “el 26% de los PCs que sigan funcionando con el software Windows 7 de Microsoft después de que termine el soporte para parches y correcciones de errores, sin haber instalado una versión superior de este sistema operativo, sufrirán una mayor tasa de ciberataques a partir de esta semana”.
Pero no sólo es un riesgo de continuidad para el negocio, también tenemos que tener en cuenta que el Reglamento Europeo de Protección de datos (RGPD) obliga a que todos los que tratemos datos personales (de clientes, de usuarios, de nuestros trabajadores, seguro que todos tenemos alguno…) tomemos las medidas necesarias para mantener segura esa información. Utilizar un sistema operativo que ya no tiene actualizaciones de seguridad puede ser motivo suficiente para cometer una negligencia y tener que pagar una multa.
No pensemos que no nos va a tocar, seamos conscientes de la situación y pongamos medidas para ello.